Sunday, September 11, 2011

Un día como hoy hace diez años

Han pasado diez ... 10... años desde aquél día que cambió al mundo, nos cambió a todos.  Un día en el que todo nuyorquino sintió en carne propia el terror.  Al día siguiente de ese 11 de septiembre del 2001 mandé una nota a mis amigos, parientes y conocidos.

Esta la nota:


Hoy es otro día, un nuevo día, en una ciudad que ahora es diferente. 
Es una ciudad sacudida, bombardeada y la falta física de las torres es la evidencia permanente de la tragedia, also así como una mutilación colectiva.  Ahora el Empire State esta parado solo, como un marido abandonado, rodeado de enanos huerfanos.   Las sirenas de las miles de ambulancias, bomberos, policias que transitan las calles ahora son el lamento de la ciudad, algo así como un llanto histérico.

Ayer era el shock.

Desperté porque me llamo Percy.  "Enciende la tele", me dijo.  "el World Trade Center está en llamas".

Encendí y ví la torre que humeaba, no sabía que pasaba, parecía un incendio.   El periodista mencionó un accidente, un avión que se chocó contra el edificio, algo rarísimo por todas las precauciones que se toman, pero no imposible... y de pronto aparece otro avion y se estrella en medio de la otra torre.   En ese momento comienza lo increible, lo que no puede ser real.  No es real, es un sueño.

Es una pesadilla.   Una pesadilla tonta ademas.

Ese día yo tenía un plan.   Era vital que lo cumpla.   Tenía que ir al edificio federal a dejar una carta y mis papeles para renovar mi tarjeta de residencia, me dijeron que no tomaría mucho tiempo pero tenía que ir temprano.   El edificio federal esta a cinco cuadras de las torres.

Aprovechando el itinerario iríamos con Erik a comprar unos CDs o DVDs a J&R, una tienda donde compramos estas cosas, porque tienen buenos precios, y está a dos cuadras de las torres....  Luego nos iríamos a B&H, a ver unos equipos que necesito para mi película.  Y tenía que ser ayer, porque hoy Erik retornaba a Chicago, era nuestra última oportunidad de pasar un rato juntos, comprar cosas, etc.

De paso le compraría un regalo a una chica, esa noche era su fiesta de cumpleaños.   Escogi comprar algo ya sea en la GAP o una libreria que me gusta.  Ambas tiendas en el complejo comercial del WTC.  Ahí mismo.


Y  para llegar a ese sitio tomaria el tren E, que me deja debajo del World Trade Center, cerca a todos los lugares donde quería ir.  Ese es el tren que tomo siempre cuando voy a esa parte de Manhattan.   Un ritual semanal, porque ahí esta todo lo que necesito, Staples, a dos cuadras, J&R
a dos cuadras, la libreria, en el WTC, un cine que me gusta a tres cuadras y Battery Park, donde hace pocos días paseaba con una amiga aprovechando del buen tiempo.



Pero como somos un par de dormilones, nos despertamos a la tragedia. A ver paralizados en la tele el drama real que superaba a la ficción.
Lo atroz, lo que no podíamos ... no queriamos creer.   Esta aquí Chris, el amigo de Erik, que vino a visitarlo.  Tenía que venir con nosotros a pasear porque no conocía todavía esa zona.

Ahora estabamos los tres, sentados en silencio, viendo la tele.   La cara caída, la boca seca, sin desayunar ni ducharnos ni nada, expectadores pasivos de una tragedia en nuestra ciudad.

De pronto vemos que el edificio comienza a desplomarse, la reportera grita, nosotros gritamos, Nueva York grita, el mundo grita, lo increible esta ocurriendo.  Nueva York, protagonista de tragedias humanas creadas en Hollywood, vivía la escena de siempre... aquella que se ve cuando cae un cometa, o un maremoto, o un misile que cae en un edificio familiar, y de pronto pedazos del edificio caen, y la gente corre y los autos vuelan y otros desesperados saltan de un edificio en llamas...  pero ahora no es una pelicula, ahora es tridimensional, el drama es humano, demasiado humano.

El edificio en llamas, la gente desesperada que salta, el horror de los testigos que presencian desde la calle... y de pronto el edificio que se desploma, y la gente que corre, la ola de tierra, metales, autos y cuerpos que invade las calles, la gente que escapa, la ola que los persigue, los alcanza, los cubre, los aplasta...


Miles y miles de civiles, mas de trecientos bomberos y sus camiones, mas de cien policías y sus autos, cientos de para-medicos y sus ambulancias... todos enterrados.


Surreal, irreal, pesadilla.   Parece una mala película, donde se estiran las probabilidades al máximo hasta hacerlas increíbles.   Dos aviones convertidos en bombas, cargando 150 pasajeros ahora bombas humanas.

Vemos como en trance la repetición de las imagenes, el avión que se estrella una y otra vez, desde todos los angulos posibles.   Todos son ahora camarografos, todos registran el evento, con lujo de detalles ... el horror se hace mas increible.   El avion que se entra en la Torre Dos, limpiamente, como un cuchillo a una torta, y explota dentro, y la bola de fuego que se come al edificio y los que estan todavía ahí.
Ese realismo lo hace todo irreal. Pero esta ocurriendo. frente a nuestros ojos.

En un momento de esos con Erik y Chris nos vamos al muelle que convirtieron en parque, a cuatro cuadras de mi casa, tiene la hermosa vista de Manhattan.   Hay poca gente, todos viendo la tremenda humareda que cubre la mitad de Manhattan.  Es evidente la ausencia de las torres, que se las veía por encima de las nubes, como montañas, ahora un vacío.

El panorama no es el mismo, Nueva York esta mutilado, esa mutilacion la sienten todos.
De pronto se escuchan aviones.  Todos se asustan, pero ven que son aviones de guerra, algo que no se ve en los cielos nuyorquinos, solo algún 4 de julio, el mas importante, el de los 200 años, o el del 2000, cuando Clinton presidia un desfile naval en el rio, con fragatas internacionales.


O ven a esos aviones en películas, o en el porta-aviones convertido en museo, anclado en el puerto del rio Hudson, ahi por la calle 42.  Pero esos no vuelan.


De pronto aparece otro.  Uno que no parece un avión guerrero.   Parece un jet normal, de aquellos que se ven todos los días pero que hoy son misiles. Pero se pierde en una nube, quizas era otro patrullero.

Volvemos a casa a sentarnos frente a la television, a ver la repetición de las escenas, la reiteración del evento. Se apuntan los dedos, se comenta, se dice, pero no se sabe nada. Se especula.

Llega Lizzy de la oficina, se quedará con nosotros, nos tomamos cerveza hasta el amanecer, el televisor encendido. El telefono no deja de funcionar, llamamos, nos llaman.   Somos varios los que recibimos llamadas, yo, Erik, Chris, Lizzy... somos varios los que llamamos... a todo el mundo, literalmente.

Y hablamos con Francia y con Carmen vemos juntos las escenas, separados por un continente, vemos lo mismo, lloramos.   Heni angustiada tambien llama... y ni que decir de la familia.  Hablo con Dolly y ella tambien ve las mismas imágenes.

Es una experiencia universal, es un drama universal.

Y ahora llegará el castigo a culpables o inocentes, algun país alejado sera bombardeado.
¿Donde estan los culpables?.
¿En Afganistan?   ¿En Libano?   ¿En Ohio?

No se sabe.

Pero ahora los arabes de la esquina, los de la tienda donde compro leche, pan y jugo de naranja... o comida de gatos, tienen miedo, se les ve en la cara... cierran temprano, como nunca.

Tengo que caminar mas cuadras para comprar cerveza donde los chinos, los que todos sabemos no tienene nada que ver con esto....

Las consecuencias se comienzan a sentir.
El miedo al vecino, el primer miedo, el mas irracional.

Pero tambien el saberse vulnerable, el saber que cualquier edificio, parque, tunel, tren, aereopuerto puede ser el próximo Target... el próximo Ground Zero de una guerra escondida donde no se ve la cara del enemigo.

Ahora se sabe como vivir en terror, no aquel cotidiano, del miedo al desconocido que se esconde tras las sombras de la noche o entre el gentío para robar, violar o asesinar ... sino aquel terror a salir a la calle un dia de sol, uno lindo, despues de una noche de tormentas, cuando el aire es fresco, un dia de desayunos, de subways, de periodico donde la portada cuenta el drama de la pobre Maria Carrey que no puede con su caracter.

Un dia asi, cuando alguien preparó una sorpresa, un avión que se estrella y destroza miles de vidas.
de un tiron.

Ahora saldremos a la calle con el corazón en la mano y como decía aquel bruto criminal... con el testamento bajo el brazo.

Caminar por esos lados nunca más será lo mismo porque ahora sabemos que el reino del infierno a aterrizado en Nueva York.

Y tendremos ese vacio para acordarnos.

En lo personal, la zona es muy particular.   Viví dos años a cuatro cuadras de la torre, en Gold Street.  Estudie fotografia y cine a una cuadra de las torres, donde estaba el estudio de Germain School of Photography y era parte de St John's University.   Como, compro y paséo por ahí, semanalmente.

Cuando estoy lejos de Nueva York y me pongo a extrañar, la primera imagen es la de cruzar la calle entre la Broadway y Church.... la que va a las torres a mi estación favorita.

Cuando llegan mis amigas y amigos, la primera parada de mi Ego Tour son las Torres, para de ahi ir a Gold Street y después a Chinatown... donde vivi 8 años, donde paseaba a mi perro y cuando lo paseaba veía las torres, a menos de 10 cuadras y me sentía feliz de estar ahí.

Asi que aquí estamos llenos de pena por todo esto.
Por el costo humano, por el costo sentimental, por el costo a todo sentido.  Por las consecuencias, principalmente aquella... el peligro de una guerra.
La iglesia en Broadway y Church, que sobrevivió a la tragedia, adornada con  recuerdos de los caídos.

Monday, September 5, 2011

Amy Hesketh: La Montaña Interior (The Mountain Inside)*

Amy Hesketh: La Montaña Interior (The Mountain Inside)*: The cemetery with the Huayna Potosi in back. It's been a while since I've worked in a film that was directed by someone other than a mem...